
Subirse a un barco y decir, un poco incrédulamente, "a lo mejor vemos delfines". (Un día dije "a lo mejor vemos una nutria" y también funcionó, pero creo que lo digo siempre, al menos lo pienso siempre, así que no sé si vale para creerme el poder de mi mente...) Al lado de Calvi, yendo a visitar la reserva natural de Scandola. Y verlos a la ida y a la vuelta, y en el mismo punto. Lo cual me lleva a decir que ese viaje es otra recomendación mil estrellas de la guía garzón, porque si los he visto dos veces en el mismo punto es que viven allí y siempre salen, ¿no?... Pasaron por debajo de nosotros -y eran enormes, menudo susto si te encuentras uno buceando-, saltaron y dieron volteretas laterales. Al principio le dije a mi tía que era un montaje, que no podía ser verdad -sobre todo por la cercanía a la costa, ¡mirad a qué distancia están!-. Hoy he soñado que tenían nombre, creo que confundida con los osos de Bruno... Los niños y yo estábamos como locos. La foto es de mi tía, perdón mi prima, de Mini.


Lo más bonito de Scandola es el paisaje de rocas rojas, rojo que parece que va a estallar, con un fondo verde maquis, maquis primaveral, estallando de hecho. Las formas de las rocas son de ciencia ficción, y recuerdan, sobre todo, a fantasmas. Hay paredes en las que dirías que quedaron encerrados todos los fantasmas que andaban por la zona cuando se creó Córcega, allá por el principio del universo. Mini es geóloga, y ha sido increíble visitar la isla con ella. He aprendido que en Córcega está la Tierra representada en miniatura, y seca. Encontramos desde los estratos más internos de la corteza terrestre hasta los más externos, y eso depende del tipo de roca. El granito, que está por todas partes, es de los más internos. Es de las piedras más viejas, con más vida, con más solera. La pizarra, el mar azulverdoso de piedra que hay en este Cap, de las más externas, de las más jóvenes. Pero la más vieja de todas, y la que más me ha emocionado, ha sido la de las fotos de aquí arriba. No hace mucho que tuve noticia de la existencia de ese paisaje geométrico de basalto en el norte de Escocia, si no me equivoco, cosa que suelo hacer. Desde que vi una foto decidí que necesitaba ir allí en algún momento a conocerlo. Pues hete aquí que para mi sorpresa lo he encontrado también en Córcega, aunque más pequeño y en posición horizontal. Es emocionante ver unas rocas tan ordenaditas... precioso. Es la lava, la masa magmática, cuando se enfría muy deprisa, la que ordena así el mundo. Y aquí está, junto al mar y protegiendo al maquis del libecciu.
Si os vinierais todos a vivir a Córcega me haríais la persona más feliz del mundo. Me compraría un velero y os llevaría siempre que quisierais, lo prometo. ¿No os tienta?
Venga, que seguro que a nosotros no nos ponen una bomba...
Me voy, que me da el mediodía. ciao.
Aunque desmerezca mis fotos, merece la pena...